domingo, febrero 24, 2013




Pero
 que 
más 
horroroso 
y
 bello
 que 
morir 
por 
el 
amado, 
como
 Aquiles, 
hijo 
de 
Tetis, 
a
 quien 
lo
honraron 
y 
enviaron 
a 
las 
Islas 
de 
los 
Bienaventurados, 
porque 
tuvo 
la 
osadía
 de 
preferir, 
al 
socorrer 
y
vengar 
a 
su 
amante 
Patroclo, 
no 
sólo 
morir 
por 
su 
causa,
 sino
 también
 morir
 una
 vez
 muerto
 ya
 éste.
 De
 aquí
 que
 también
 los
 dioses,
 profundamente
 admirados,
 le
 honraran
 sobremanera,
 porque
 en
 tanta
 estima
 tuvo
 a
 su
 amante.
 Y
 Esquilo
 desbarra
 cuando
 afirma
 que
 Aquiles
 estaba
 enamorado
 de
 Patroclo,
 ya
 que
 Aquiles
 era
 más
 hermoso,
 no
 sólo
 que
 Patroclo,
 sino
 también
 que
 todos 
los
 héroes 
juntos,
 siendo
todavía
 imberbe 
y,
 por
 consiguiente,
 mucho 
más
 joven,
 como
 dice
Homero.

Es
 así
 que 
la 
crítica
 y 
la
 sátira 
se
 van 
haciendo 
tragedia...
Allí,
 en 
el 
seno 
de 
este
 teatro
 abominable,
 tiene
 lugar
 una
 batalla
 encarnizada
 entre
 dos
 ideas
 brujas
 que
 flotan
 en
 mitad
 del
 aire.
 Flotarán
 sobre 
nuestras
cabezas 
com o
moscas
 en
 verano,
 atontadas 
por
 el 
calor 
o
 por
 el
 calor
 de 
nuestros 
pensamientos
quemados.
 

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