domingo, julio 10, 2005

BARCELONA Y RAYO VERDE. En la foto Antonio jugando con la Cam

Barcelona, mapa de sombras. Texto de 54 paginas de Lluisa Cunillé Cruzado con Rayo Verde Llegando de ver Rayo verde de Rhomer estaba sintonizado con deleitarme por las conversaciones cotidianas pero a la vez fundamentales. Y me encuentro con un texto que me plantea de entrada lo amenazante que puede llegar a ser lo cotidiano. En una primera parte los diálogos no cuestionan, solo presentan y exponen. Se hacen paralelo entre vidas y no entre filosofías. (Pag. 13) no se defienden posturas como en la película que había visto, por ejemplo, una vegetariana defendiendo sus lechugas, sino que acá se plantean puntos de vista pero no problemáticas. Pero cada vez que sigo expectante e hipnotizado por los diálogos, mi curiosidad siempre esperaba más suciedad detrás de esos supuestos encuentros que aparecen y desaparecen que, a en mi opinión, se plantean como grandes conversaciones post-casha. Son diálogos extraños, que seducen a través de la ambigüedad de las respuestas. Luego el nerviosismo se me hace cada vez mayor, tratando de aguantarme ojear páginas de más adelante: el misterio. Una suspensión (Pag. 19) La lectura se hace cada vez mas tensa dentro del tronco de la obra, un elástico se estira, una identificación clínicamente maquinada. Apagones constantes que me hacían recordar los llantos de la protagonista de la película de Rhomer; apagones emocionales, cortinas de llanto. Que marcaban un ritmo. Se caen las máscaras y la confesión. (Pag 48) La hora de la verdad, esperada, no muy bulliciosa y efectiva. Podemos ver finalmente un rayo verde sobre el horizonte.

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